La violencia en la
familia, un duro aspecto de la opresión.
Por Josefina Rincón
Este
artículo se escribió sobre la base de muchas conversaciones, discusiones,
preguntas, respuestas, críticas y autocríticas, entre muchas camaradas,
compañeras, amigas, que en los barrios, desde la Escuela de Psicología
Social, Enrique Pichón Riviere de Buenos Aires o de su simple llegada
militante, aportaron a este trabajo. No están reflejados aquí todos los grupos
que están trabajando, por distintos motivos no pudimos llegar o no alcanzamos a
recibir sus aportes.
La gran
participación de las mujeres en la vida social y política de los últimos años
ha puesto en evidencia las heridas más profundas que sufrimos en la sociedad.
Heridas y dolores ocultos tras una fachada de “familia refugio”. Los maridos se
quedaron sin trabajo, algunos se fueron de las casas, muchas mujeres se
quedaron a cargo. Tuvieron que salir a trabajar cuando les habían dicho que su
lugar era el hogar y su deber exclusivo el cuidado de la familia, y no estaban
preparadas para eso. Las que no consiguieron trabajo, salieron a luchar para
solucionar el hambre de la familia. Las que tienen trabajo, una profesión, un
oficio y no quieren perderlo, viven a diario los bajos salarios y condiciones
precarias de trabajo, y además la discriminación, el abuso, el acoso, las
diferencias salariales.